lunes, 8 de junio de 2015

Redes sociales

Ya os dije que la tecnología la inventó el diablo; gracias a la tecnología podemos disfrutar o sufrir las redes sociales. Desde la llegada de las redes sociales muchas cosas ya no son como antes. Lo primero que ha cambiado, como no puede ser de otra forma, son los amigos. Antes una tenía amigos y conocidos. En Facebook la cosa es mucho más complicada, porque tenemos los amigos, los conocidos, los amigos solo en la red (que pueden pertenecer al grupo de conocidos fuera de la  red) y aquellas otras personas a las que no conoces, no son tus amigos en Facebook, pero con la que quizá tienes varios amigos en común o sale en todas las fotos con algún amigo tuyo, lo que hace que puedas reconocerlo si te lo encuentras en la calle, aunque no lo conozcas.


Pero la categoría que más me gusta es la de conocidos fuera de la red y que se quedan siempre pendientes de que tú aceptes la solicitud de amistad, pero te permite cotillear sus perfiles de vez en cuando, que hasta la llegada de la redes sociales no lo sabíamos, pero va muy bien para matar el tiempo. Este grupo de personas creen que apenas usas Facebook. ¿No lo habéis entendido? ¿Necesitáis un esquema? No me extraña. Pero vuelve a leerlo y no me culpes a mí, sino a esos usuarios de Facebook que agregan a todo el mundo a sus redes sociales sin criba ninguna, que son también los culpables de que esas chorradas que tanto te cansan se conviertan en virales. Y no estoy muy segura, pero creo que son los mismos que te enviaban las cadenas de correos electrónicos.


Imaginaos por un segundo que la vida real fuese como Facebook , cuando conoces a alguien. Antes de darle dos besos tienes que enviarle una solicitud de amistad y esperar un poco para ver si la acepta, él antes de aceptarte podría hacerte alguna pregunta como: ¿Cuál es tu ciudad natal?¿Dónde y qué has estudiado? ¿Cuál es tu edad? ¿A qué te dedicas? Echar un vistazo a tus amigos y ver qué aspecto tienes en la playa o cuando sales de fiesta. Pero es posible que nunca te acepte. Y eso en Facebook, pero es aún peor en otras redes sociales. Una persona que no te conoce demasiado comienza a seguirte y a ti lejos de asustarte te gusta la idea y le sigues a él.


Pero tengo que detenerme en los juegos de Facebook, esto sí que es obra del diablo, con la única intención de que odiemos a nuestros seres queridos en algún segundo del día. Cuando estás centrado en algo, te suena el móvil, ves una notificación de face y piensas: ¿Habrán subido las fotos de la comida entre amigos del domingo? Ya que me cansé de posar tanto… Pero vas, lo miras y... ¡Es una invitación al Candy! Que no te sube el azúcar, pero se te hace más pesado que una piruleta gigante.


Las fotos también dividen a los usuarios en varios grupos. Tenemos a los que se aman mucho desde la llegada de Facebook, y suben diariamente fotos de sí mismos. Para esta clase de personas hay dos posibles soluciones, tener un palo de selfie o limpiar muy bien el espejo del baño, esto es lo que yo llamo la chica o el chico photocall. Luego están los que aman su vida y quieren demostrar  que es mucho más divertida que la de los demás. Ponen en Facebook todo lo que hacen, donde están, a dónde irán. A ese grupo de personas los llamo los comerciales porque son unos vende humos. Por mucho que me lo vendan como un planazo, la peli con palomitas sigue siendo exactamente igual de divertido que cuando alquilabas la peli en el videoclub, en lo único que ha mejorado es que no hay que quitarse el pijama para bajar a por ella y que, por supuesto, antes te la subías y ahora te la bajas. También está el grupo de los huérfanos. Llamo así a todos aquellos que suben constantemente fotos de comida, porque me pregunto: ¿No tienen madre que les dijera eso de “no llenes el ojo antes que el buche”? No comen nada que no dé bien en cámara. Aunque a esto ayuda mucho Instagram. Aunque esta red social es cruel porque te obliga a elegir entre poner filtro o recortar a tus amigos de la foto para que todas queden cuadradas. Pero no es la única red cruel, también existe Twitter que tiene un número determinado de caracteres para que no puedas escribir todo lo que te dé la gana. Twitter es una mezcla de los SMS de antaño en los que nos empeñábamos en escribir la Biblia en un solo mensaje y un tablón de anuncios en el que tienes que encontrar tu huequecito para poner lo que te interesa.


 Juergen Appelo en Flickr

Pero volvamos a Facebook, porque allí podemos encontrar a los que yo llamo escritores frustrados, y no lo digo porque sean buenos escritores necesariamente, pero les encanta escribir estados larguísimos en los que expresan sus sentimientos, en la mayoría de los casos sin la situación que les trajo a este sentimiento. Y todos le ponen mensajes de ánimo o felicitación sin saber muy bien por qué. Sí, ya sé lo que estáis pensando, que en este grupo debería incluirme yo, que para eso escribo este blog. Pero a ver si todos los demás sois capaces de encuadrarlos en los grupos mencionados.


Pero no quiero que se me olvide el grupo que más admiro de Facebook, son los que yo llamo espías o infiltrados, pero podría llamarse también el amigo fantasma o invisible. No os confundáis, no tiene nada que ver con que os haga regalos porque le salió tu nombre en un papelito. Son aquellos amigos que parece que no están, no suben fotos, no comparten casi nada, no comentan nada... Es posible que olvides que los tienes, hasta que un día inesperado le dan un simple “me gusta” a algo que tú compartiste. Siempre creemos que estos amigos casi no usan Facebook. Pero me pregunto si no es así. Puede que utilicen Facebook con la misma frecuencia que tú, lo único que ocurre es que ellos no sucubieron a la tentación y se ríen del diablo. De ahí mi admiración por ellos.


Como no puede ser de otra forma, esta entrada se la dedico a ellos. Y aprovecho para pedir que si están ahí y están leyendo esto, compartan, comenten, y si solo quieren pecar un poquito le den a “me gusta”. Pero que ya sabéis que no es cosa mía, sino del diablo.


Facebook es cosa del diablo, por eso le puso cosas muy buenas para que cayéramos en la tentación: el día de nuestro cumple la gente nos quiere y lo grita a los cuatro vientos y te permite mantener cierto contacto con esa gente que apreciamos sinceramente pero que la vida se empeña en separar de nosotros. Esta entrada va también dirigida a ellos.