El verano nunca cumple nuestras expectativas. Que por qué
digo esto. Cuando eres pequeño te dice tu padre nos vamos de vacaciones y tú te
llenas de ilusión y te preparas para unas vacaciones geniales. Pero cuando
empieza el viaje nada es como esperabas, te queda un viaje de un montón de
kilómetros en un coche cargado hasta los topes sin aire acondicionado o mejor
dicho a condición de que bajes la ventanilla, como diría mi padre. Porque en
aquel entonces se viajaba así.
A los diez minutos de dar la primera cabezada te parece que ya has esperado bastante y preguntas a tu padre:
- ¿Hemos llegado ya?
Y él te dice:
- No.
Entonces tú cambias de pregunta:
- ¿Falta mucho?
Y te dice un número de kilómetros por los que tú calculas que al menos son 2 paradas más para vomitar. Aún puedo recordar aquel viaje que hicimos hace más de 20 años Málaga-Galicia en un R5.
Tú no lo sabes pero esas son las mejores vacaciones porque
vas a la playa con comida, sombrilla, refresquitos y, por supuesto, el cubito y
la palita, y no tirabas de nada. Cuando tenías hambre solo tenías que decir:
-Mamá quiero merendar- y ella sacaba las croquetas frías, ummm qué buenas
estaban….
Tus padres alquilaban
por ejemplo un apartamento, total que las vacaciones consistían más o menos en
lo mismo solo que ibas a la playa y la
piscina y no dedicabas tu tiempo a pelearte por el mando con tus hermanos. Creo
que por eso tus padres las llaman vacaciones.
Ahora es muy distinto porque a ti te gustaría irte de viaje
pero como no puedes decides aceptar que te quedarás en casa este año, pero te
dices a ti mismo que este año será la bomba. No te irás de vacaciones pero irás
tanto a la playa que te vas a poner negra.
Pero luego el panorama
es muy distinto… llegas a la playa muy tarde porque has tenido que preparar la
comida y si te levantas temprano incumples tu promesa de aprovechar el verano
para dormir. Así que cuando vas a clavar la sombrilla hay tanta gente en la
playa que solo consigues encontrar un sitio lo suficientemente lejos del agua
para quemarte los pies cada vez que vas a bañarte y lo suficientemente lejos
para quemarte al salir de la playa.
Cuando vas a bañarte te armas de valor, pegas una carrera
hasta la orilla y ocurre lo siguiente por tu cabeza:
O quema
ufff quema, quema. Llegas a la arena mojada: uff qué alivio. Llega la ola y
¡AAA! ¡El agua está helada! Lo mejor
será entrar de golpe: ¡mierda hay
piedras! Levantas los pies y de cabeza al agua. Y piensas: por qué no tendré edad para llevar
cangrejeras. Sacas la cabeza y piensas: qué
asco el agua está sucia. Y te sales corriendo del agua, mientras los que se
han quedado en la toalla te miran y piensan: el agua debe estar muy bien porque Ceci ha entrado muy decidida.
En cuanto a tu propósito de ponerte morena vas menos a la
playa de lo que te gustaría y lo único que has conseguido es ponerte colorada
como un tomate.
Os lo dije que las de pequeña son las mejores vacaciones, a
pesar de que aquellas vacaciones en Galicia, de diez días que estuvimos solo
pudimos ir a la playa uno y al llegar había tanta gente en el agua que pensé que
tenía que estar muy buena porque había mucha gente en la playa, pero el agua
estaba tan fría que no conseguí entrar. Y es que cuando eres pequeña no te
importa que la arena queme y aunque el agua esté fría chapoteas sin parar.
Es otro día de verano, no has ido a la paya. Pero decides que
no vas a tirar tu día de descanso por la borda y lo vas a dedicar a dormir que
era tu segunda promesa del verano. El calor no te deja dormir, menos mal que
inventaron el tour de Francia.
Es ponerlo y empiezas poco a poco a relajarte. Yo creo que
todo es un montaje y no acaban ni una etapa, por eso es un deporte tan dañado
por el dopaje para despistar. Yo creo que solo pedalean hasta que todos nos
quedamos dormidos y se montan al final de la etapa cuando todos nos estamos
despertado justo a tiempo para saber quién
gana y listo, solo eso explica por qué alguien como Miguel Indurain que ganó
5 tours ahora tenga colesterol. Creo que deberíamos turnarnos despiertos para
ver si lo acaban.
El verano no está siendo como tú esperabas pero no te
preocupes que queda la feria o cualquiera de las otras fiestas del verano para resarcirte.
Piensas ir todos los días pero al tercero te quedas en casa porque no puedes
aguantar ese ritmo.
El plan es el siguiente: La calle está abarrotada de gente y
hace mucho calor, así que algunos muchachos (por llamarlos de alguna manera) se
quitan la camiseta y no tienen el más mínimo reparo en rozarse contigo todo
sudorosos. Al final acabas agradeciendo los grupos que van todos con la misma
camiseta y un mensaje, así sabes que no se la quitarán. La feria es tu última esperanza
para ligar y si lo haces, cuando recapacitas y ya no hay alcohol en tu cuerpo
piensas: qué hago yo con este tío…
vamos lo mismo que le pasa a ellos que se preguntan por qué les tocó bailar con
la más fea…
Pero podría ser peor, podría haberte quedado alguna para septiembre…
Esta entrada se la dedico a Sandra y Brenda que son mis
principales acompañantes para la playa de este verano, sin olvidarme de mis padres
que me compraron mis primeras cangrejeras.